A menudo se ha dicho que los cuatro evangelios y el libro de los Hechos se especializan en la historia mientras que las epistolas se especializan en la doctrina. Cierto es que los evangelios muestran que la historia de Jesus recapitula la historia del Antiguo Testamento. Tambien es cierto que el libro de los Hechos registra como los primeros cristianos siguieron el rastro de los eventos de la historia del Antiguo Testamento y narraron como estos eventos lograron su fin en la muerte y resurreccion de Cristo (Hech. 2, 3, 7, 13). Tambien las epistolas de Romanos, Galatas y Hechos, muestran que Cristo es el proposito o fin de la ley antiguotestamentaria (Rom. 10:4; Gal. 3:24; Heb. 10:1). Por supuesto que hay una historia en la ley, en los evangelios y en los Hechos. Pero las epistolas se especializan en definir la relacion entre Cristo y la ley.
Los aspectos historicos y legales de la Biblia no pueden separarse, porque esta historia es una historia pactal. Los actos de Dios son actos juridicos. Dios preside sobre la historia como Rey y Juez, llevando a cabo el pacto y sosteniendo su ley.
Hay tres formas en que podemos describir la naturaleza juridica de los grandes actos de Dios registrados en el Antiguo Testamento: como actos pactales, como actos de justicia y como actos de juicio.
Actos Pactales
En cada acto de la historia Dios efectua sus propositos pactados. El es el Dios que guarda el pacto (Dan. 9:4>. Este pacto es una union o sociedad fundada sobre un arreglo o tratado legal definido. Los terminos o estipulaciones del pacto son los Diez Mandamientos (Exo. 34:27-29; Deut. 4:13). Ya sea que Dios castigue o que salve-y en la mayoria de los casos hace ambas cosas-el lleva a cabo los terminos del pacto con fidelidad invariable. Dios actua de acuerdo con la ley. Es legal y justo cuando castiga. Es legal y justo cuando salva. Esto es lo que significa el caracter pactal de sus obras.
Actos de Justicia
Dios revela su justicia por lo que hace (Jue. 5:11; 1 Sam. 12:7; Sal. 48:10; 71:16, 19, 24; is. 51:5-12; 56:1; Mi. 6:4, 5). Generalmente los eruditos han estado de acuerdo en que la palabra justicia es una fuerte palabra legal u objetiva. Es tambien una palabra relacionada con el pacto. En terminos del pacto, significa fidelidad. Aun podriamos decir que la justicia significa justicia en el pacto. Haga lo que haga, Dios sostiene la ley y vela por
que prevalezca la justicia. La justicia de Dios se despliega tanto en sus actos punitivos como en sus actos de salvacion. Cuando se revela la justicia de Dios, es tiempo de temblar tanto como de regocijarse. Es tiempo de grande ira y de grande misericordia. Debemos notar especialmente el prominente elemento juridico en la justicia de Dios.
Actos de Juicio
El Senor es el "Dios de juicio" (isa. 30:18; Mal. 2:17). Juzgar e implantar la justicia son las labores principales del Rey (Sal. 72, 101). Al presentar la relacion entre Dios y su pueblo, el Antiguo Testamento jamas se cansa de presentarla en terminos de un simbolismo legal. Cuando Dios tiene una querella o controversia contra su pueblo o las naciones, queda representado como quien llama a una corte legal (isa. 41-45; Jer. 2:9; 12:1; Miq. 6:1, 2). Ya sea que castigue al enemigo, o que libre a su pueblo de la opresion, cuando Dios actua, su acto es un acto de juicio. Generalmente los grandes actos de Dios revelan dos aspectos del juicio divino-ira y misericordia salvadora -tal como sucedio en el diluvio, en el exodo y en la terminacion del exilio.
Aun los actos de Dios al tratar con el pecaminoso israel, son actos de juicio. A fin de juzgar y sacar aparte un remanente fiel, los mando al cautiverio. Escribe Leon Morris:
El juicio de Yahve es un proceso que cierne a los hombres. Separa a los justos de los impios y provoca asi la aparicion de un "remanente'...)" Hasta cierto punto... el juicio crea el remanente, porque en la hora de la crisis o del juicio es que los hombres saben verdaderamente y dejan manifiesto donde es que estan finalmente parados. El juicio es tanto creativo como revelador".2
1. Leon Morris, The Biblical Doctrine of Judgment, pag. 23.
2. J. V. Langmead casserley; citado en ibid.
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