Conclusión La santificación no puede existir sin la justificación, "porque el corazón de la santificación es la vida que se alimenta de la justificación" (Berkouwer, Faith and Sanctification, p. 93). Y la justificación no puede existir sin la santificación mucho más de lo que la luz puede existir sin el calor. La justificación y la santificación deben verse como dos líneas paralelas que no pueden encontrarse a este lado de la glorificación. La justificación mira hacia atrás a la obra terminada de Dios en Jesucristo y declara, "...Estáis completos" (Col. 2:10); mientras que la santificación apunta hacia adelante, hacia el regreso de Cristo y dice, "...No que ya sea perfecto" (Fil. 3:12). La justificación nos declara puros (1 Juan 1:9), mientras que la santificación nos ordena limpiarnos de toda contaminación de carne y de espíritu (2 Cor. 7:1). La justificación nos regala la victoria de Cristo (Juan 16:33), y la santificación nos anima a perseverar para vencer (Apoc. 3:21). La justificación nos dice que la batalla está ganada (Is. 40:2), y la santificación nos anima a "pelear la buena batalla de la fe" (1 Tim. 6:12). La justificación nos invita a perseverar en la obra completada de Cristo (Mat. 11:28; Heb. 4:1-10), y la santificación nos invita a proseguir hacia la meta (Fil. 3:14). He aquí la paradoja de ser, y procurar llegar a ser; de ser justos por la fe y pecadores por la naturaleza; la paradoja de vivir como "poseyéndolo todo," y sin embargo, "no teniendo nada." (2 Cor. 6:10). ¿Por qué existe esta paradoja entre la justificación y la santificación? Existe debido a la separación entre los dos advenimientos de Cristo. En su primera venida, Cristo nos redimió, nos perfeccionó, y nos dió vida e inmortalidad (Heb. 9:12; 10:14; 2 Tim. 1:10); pero en su segunda venida nos traerá estas bendiciones para disfrutar de ellas como realidades experimentables (Efe. 1:14; 1 Juan 3:3; Heb. 11:40; Col. 3:4; 1 Cor. 15:50-56). En el primer advenimiento la escatología fue inaugurada, pues en Cristo, los últimos acontecimientos ya han ocurrido; pero en el segundo advenimiento, la escatología será consumada, pues Dios revelará abiertamente lo que Cristo ya ha hecho. La victoria decisiva ya ha tenido lugar (primer advenimiento), y Cristo está sentado a la diestra de Dios "esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies." (Heb. 10:13). Entonces, esa victoria será revelada a la vista de todos. En "los tiempos intermedios" debemos vivir por fe; sabiendo que somos justos, pero aún buscando llegar a ser justos; creyendo que la muerte ya ha sido destruída, pero aún esperando que el espectro de la muerte desaparezca; confesando que nuestros pecados han sido borrados, pero aún ansiosos de que desaparezcan completamente. Es por la separación de estos dos advenimientos-Cristo ha venido y Cristo vendrá- que tenemos la relación paradójica entre la justificación y la santificación. Y porque debemos relacionar el "ahora" con el "aún no," debemos vivir con la tensión de tener y no tener.
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