Cómo vivir una vida victoriosa
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4. Posicionalmente
La justificación y la santificación son beneficios que Cristo ganó para el hombre por medio de su vida, muerte y resurrección. Aunque no podemos reclamar parte alguna en estos beneficios, podemos sin embargo recibirlos al llegar a ser uno con Cristo por medio de la unión de la fe. Como dice Lutero, "aquél que cree poseerá todas las cosas, y aquél que no cree no poseerá nada."
Habiendo sido injertados en Cristo por medio de la fe, somos justificados porque "si la raíz es santa, también lo son las ramas." (Rom. 11:16). Y si estamos "en Cristo," unidos a Cristo como la rama está unida a la vid, es inevitable que seamos "copartícipes de su santidad." La unión con Cristo, por lo tanto, nos asegura dos beneficios: el legal, de la justificación, y el moral, de la santificación. Es imposible gozar de un sólo beneficio sin gozar también del otro. Como dice Calvino:
"Cristo no puede ser desmembrado, de modo que estos dos beneficios que recibimos de él están unidos y son inseparables, esto es, la justificación y la santificación. Por lo tanto, aquellos a quienes Dios recibe en su gracia, se les otorga el espíritu de adopción (Rom. 8:15), por cuyo poder ellos son renovados a la imágen de Dios... Sin embargo, aunque la Escritura une la justificación con la santificación, también las menciona separadamente para que podamos entender mejor la multiforme gracia de Dios". Juan Calvino, Institutes of the Christian Religion (Philadelphia, Westminster Press., 1960). Libro 3, capítulo 11, sección 6.
"¿Porqué, pues, somos justificados por fe? Porque por fe es que asimos la justicia de Cristo, por medio de la cual únicamente somos reconciliados con Dios. Aunque no es posible asir esto sin asir al mismo tiempo la santificación. Pues él "nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención." (1 Cor. 1:30). Por lo tanto, Cristo no justifica a nadie a quien al mismo tiempo no santifica. Estos beneficios estan unidos por un lazo eterno e indisoluble, de manera que aquellos a quienes ilumina con su sabiduría, él los redime; aquellos a quienes redime, él justifica; aquellos a quienes justifica, él santifica. -Ibid., capítulo16, sección 1.
Así, desde cualquier ángulo que miremos esta relación entre justificación y santificación, encontraremos que son inseparables. Dice el Dr. D. Martyn Lloyd-Jones:
¿Nos damos cuenta de que, si verdaderamente hemos entendido la doctrina de la justificación por la fe, ya hemos asimilado la esencia y meollo de la enseñanza del Nuevo Testamento acerca de la santidad y de la santificación? ¿Nos hemos dado cuenta de que el ser justificados por la fe garantiza nuestra santificación, y que por lo tanto jamás debemos pensar acerca de la santificación como una experiencia separada y subsecuente? Todo el argumento del apóstol ha sido este, que si verdaderamente nos damos cuenta lo que quiere decir la justificación, nos damos cuenta que inevitablemente significa que estamos 'en Cristo' también, y que eso garantiza nuestra liberación del pecado y nuestra glorificación final. -D. Martyn Lloyd-Jones, Romanos: El Nuevo Hombre; Exposición del Capítulo 6 (Grand Rapids; Zondervan, 1973), p. 190.
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